Vanguardias Didacticas

 
 
 
 

¡Queridxs lectores!

 

Vanguardias didácticas

¿Qué impulsa a los docentes a aventurarse más allá de lo habitual? ¿Cómo y por qué deviene un maestro en vanguardista dentro de su propia técnica?

 

Como cualquier grupo de avanzada o heterodoxo, podemos imaginar que existe en tanto hay algo de la esfera donde ella opera que ha de ser transformado; que si los docentes eligen ir más allá de lo que exige la función, es porque la misma tiene en su propio ejercicio ciertas tensiones e imposibilidades intrínsecas respecto de su misión; porque la propia docencia es consciente de que se sufre una disonancia entre medios y fines que no puede resolverse sin transformar la forma.

 

O bien, la vanguardia puede ser una respuesta. Acaso el ámbito cambiante del mundo que circunda a la enseñanza, que lo atraviesa y no le permite permanecer idéntico, requiera de los docentes una astucia extra para poder transmitir saberes en un tiempo donde los propios marcos gnoseológicos parecen haber cambiado de raíz. Atravesados por la tecnología, los estudiantes parecen precisar una revolución en la enseñanza.

 

"A los fines del desarrollo analítico, realizamos una aproximación a la idea de vanguardia como concepto epocal. Posteriormente relacionamos el concepto, mediante un desplazamiento epistémico, con el campo de la pedagogía, la didáctica y las prácticas docentes". Tal es el modo en que plantea Vanguardias Didacticas estos problemas, acuciantes al punto de desesperar, y hacer emerger más de un grito e indignación en mesas que comentan el nivel educativo y la capacidad resolutiva de los estudiantes, con un sensible incremento en esta queja luego de la pandemia.

 
 
 

Como concepto general, a Miriam Kap no le interesa el carácter etimológicamente primario de la vanguardia, el ir-al-frente; más bien atiende a aquello que fue propio de las artísticas del siglo XX: cuestionar, desde dentro, la propia institución. La vanguardia en el campo didáctico se abre, entonces, como una construcción, una novedad que ya no puede seguir moviéndose cómodamente en las conceptualizaciones tradicionales (...) los docentes cuyas clases son descritas encarnan el mundo de la enseñanza a través de diseños y clases que se relacionan con sus rasgos personales (...) las enseñanzas sorpresivas, contra toda previsión, "nos sorprenden y no necesariamente usan tecnologías". Lo que se destaca por ejemplo son la aparición de sorpresas, de dimensiones lúdicas, humor, arte y otros lenguajes, de creaciones colectivas, de movimiento, de novedades respecto del modo tradicional, de alegrar, en definitiva, a los estudiantes.

 
 
 
 
 
 
 
 

No es superfluo reconducir la tarea de la docencia hacia la superación interna del propio marco institucional en el que ella sucede; toda la educación, y, bien puede ser, la sociedad toda, en un futuro que no tarda en llegar, encuentre tal vez un cauce que habilite nuevas formas de educar y aprender, en un periodo histórico donde la relación de enseñanza se ve amenazada por dispositivos y ritmos que sólo pueden arruinar el desarrollo del estudiante. Kap escribe para cambiar el mundo, uno que ya está siendo transformado y nos lleva en una dirección que nada bueno nos promete.

 
 
 
 
 
 
 
 

Fresca y pesada, alegre y melancólica, a veces desenfrenada y reflexiva, la última película de Thomas Vinterberg es un cóctel que se toma muy rápido. Una película que reflexiona sobre la soledad, sobre la familia, la educación, la adultez y la niñez, la tristeza, el uso del alcohol como una herramienta para tapar el dolor, pero también atreviéndose a sugerir que puede ser una herramienta muy útil para sobrellevar el día a día. Por supuesto, en el fondo, Another round no trata realmente sobre el alcohol, sino sobre muchas otras cosas: la amistad masculina, la crisis de la mediana edad, el retrato de un país como Dinamarca, aparentemente perfecto, estricto y rígido, pero con múltiples imperfecciones y angustias (como cualquier ciudad), y la crueldad de una condición moderna en la que pasamos nuestras primeras dos décadas conscientes descubriendo quiénes queremos ser, y el resto de nuestras vidas sin vivir a la altura de esa expectativa.

 
 
 

Cuatro docentes de un colegio en Copenhague y también amigos, Nikolaj, Martin, Peter y Tommy, comienzan a discutir en una cena de cumpleaños sobre el psiquiatra Finn Skårderud, que propuso una teoría en la que sostiene que tener un contenido de alcohol en sangre de 0.05 te vuelve más creativo y relajado en el día a día. Todos, de una forma u otra, están desmotivados, y sienten que sus vidas se volvieron aburridas y monótonas. Matrimonios estancados, alumnos que no quieren hacer nada, una vida aparentemente perfecta, pero finalmente triste y desolada. Martin, que está deprimido por el desgaste con su pareja, se inspira y comienza a tomar alcohol en el trabajo. El resto del grupo finalmente decide unirse a lo que empieza como un juego. Acuerdan un conjunto de reglas: su índice de alcoholemia nunca debe estar por debajo de 0.05, y no deben beber después de las 8:00 pm. La pregunta es: si beben cantidades controladas de alcohol durante el día, ¿los hará más felices, más adaptados, más capaces?

Al principio sí. Martin reconecta con su clase y con Trine, su esposa; Tommy entrena al equipo de fútbol de sus hijos hasta alcanzar un éxito nunca visto. Durante un tiempo, todo parece revitalizarse, adquiere adrenalina. Lentamente los límites se vuelven borrosos, y la tolerancia al alcohol es cada vez mayor: sus dosis aumentan, de a poco, y las consecuencias son cada vez más sombrías. Los secretos que les ocultan a sus familias y a las autoridades escolares pasan factura.

 
 
 

Pero esta relato no es moralista, ni esquemático, ni soberbio: la película adquiere más matices a medida que el grupo de amigos responde al experimento de maneras muy dfierentes, explorando con delicadeza temas desoladores como la fragilidad, el aislamiento, el abandono, la inseguridad masculina, la calidez y la frialdad de los vínculos.

Finalmente, el protagonista baila, con libertad, junto con sus alumnos, despojándose de todo: un acto de valentía desordenada pero que afirma la vida frente al nihilismo que se avecina.

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