Entrevista con “Bifo” Berardi: “¿Quién dijo que el horror es mejor que la nada?”

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Con 56 libros publicados en italiano, Franco “Bifo” Berardi (1949, Bolonia), es un filósofo y ensayista destacado en el ámbito cultural, tanto europeo como mundial. Miembro de la izquierda setentista italiana, licenciado en Estética en la Universidad de Bolonia, su visión crítica resulta reveladora. Prometeo editorial acaba de publicar su último libro: “Desertemos”, con traducción de Darío Bursztyn. En él analiza los síntomas sociales de los últimos años: de la pandemia a la precarización laboral, de la guerra a la miseria, de la depresión a la pérdida de objetivos, entre otros.

 

Problemáticas que enfrentan los “hikikomori” del Japón, con miles de jóvenes recluyéndose en sus habitaciones por largos períodos (que pueden ser varios años); o el movimiento chino de renuncia masiva al empleo, “tang píng jí shì zhèngyì”, o “recostarse es justicia”, con millones contra el trabajo y las metas personales del actual régimen comunista. Berardi propone desertar, decir basta y llevarlo a cabo. NOTICIAS lo entrevistó al respecto.

 

Noticias: A casi 25 años del siglo XXI, en este libro usted señala un riesgo para la humanidad como es la “radiación digital generalizada”, ¿es una nueva forma de alienación?

 

Franco Berardi: Podemos hablar de alienación, pero no es la alienación histórica del pensamiento crítico del siglo XX, sino una producida por patologías de la psique colectiva. Además, no estamos hablando de un riesgo: enfrentamos a una mutación antropológica plenamente desarrollada. La última generación, la nacida en el nuevo milenio, funciona según modelos cognitivos que se parecen cada vez menos a los modelos de la humanidad alfabética, y elabora dimensiones psíquicas profundamente diferentes de las estudiadas por el psicoanálisis freudiano, pero también por el esquizoanálisis guattariano. La afectividad, el lenguaje y la sexualidad misma están cambiando según líneas que el psicoanálisis ya no puede interpretar y que la política de ninguna manera puede organizar.

 

Noticias: Usted señala que la actual guerra en Europa tiene un origen racista, entre rusos blancos y ucranianos blancos. ¿No es la OTAN contra el Imperio Ruso también un choque religioso entre católicos romanos y ortodoxos de San Petersburgo?

 

Berardi: En los conflictos contemporáneos actúan muchos factores diferentes: étnicos, ideológicos, religiosos. El discriminante fundamental en torno al cual se desarrolla la caótica guerra global, es el que opone la civilización blanca a la mezcla emergente de aquellas culturas que, en la modernidad, ha sido oprimida por el colonialismo blanco. No es sólo un choque racial, sino uno entre el supremacismo occidental y los colonizados del mundo. Éste no es un conflicto que pueda organizarse según las estrategias de la política del siglo XX. Tras la desaparición de una cultura internacionalista, el nacionalismo prevalece en todas partes y, por tanto, nos encaminamos hacia el caos. Éste es el horizonte secular: el declive de la civilización blanca y el surgimiento violento de las poblaciones del llamado “Sur global”. Pero existen otros conflictos. Por ejemplo, la guerra entre Rusia y Ucrania, que defino como una guerra entre blancos, es un conflicto interno dentro de una civilización en decadencia. En esta intervienen factores religiosos, económicos y geopolíticos, pero sobre todo la demencia senil de la civilización blanca. Se está produciendo un colapso psicótico y la guerra de Ucrania es la señal más clara de ello. Estamos acostumbrados a considerar las enfermedades mentales como algo marginal en la historia y ya no es así. El conflicto entre blancos, entre Trump y Biden, entre Putin y Zelensky, es un síntoma de una verdadera crisis psicopática de la civilización senil.

 

Berardi: Esta es la primera vez que surge un problema como este. Ahora es posible tener relaciones sexuales sin procrear gracias a la anticoncepción y la generación digital renuncia cada vez más a la sexualidad. La fertilidad masculina se ha desplomado (una caída del 58% en los últimos 40 años), debido a la proliferación de microplásticos, como explican Shana Swan y Stacey Colino en el libro “Count Down”. Pero, sobre todo, en todo el norte del mundo, las mujeres parecen decididas a no procrear: huelga de natalidad. Hay una nueva literatura feminista sobre este rechazo masivo: la coreana Cho Man Joo, la japonesa Murata Sayaka, la española Sara Mesa, etc... ¿Es una renuncia a la continuidad de la humanidad? Sí, tal vez lo sea. ¿Entonces? Tengo que ser honesto: el cambio climático convierte la vida humana en un infierno y cada vez será más así. La guerra ha vuelto al centro de la escena mundial. El peligro nuclear es cada vez más realista. ¿Por qué deberíamos generar gente infeliz? ¿Quién dijo que la humanidad debe continuar aunque ya no existan las condiciones para la vida? Y por último: ¿quién dijo que el horror es mejor que la nada? ¿Preferimos una vida de tormento, miseria, violencia, esclavitud o nada? No prefiero nada y creo que las mujeres de todo el planeta piensan lo mismo. Consciente o inconscientemente avanzan hacia la autoextinción de la humanidad. Mejor nada que Gaza, mejor nada que Javier Milei, mejor nada que una guerra nuclear. Una directora libanesa, de Nadine Labaki, en la película “Cafarnaúm” muestra a Zain, un niño sirio de doce años, que vive como refugiado en Beirut en las terribles condiciones que podemos imaginar. Detenido y llevado ante un juez, Zain pide poder denunciar a sus padres. Cuando el juez le pregunta por qué, él responde: porque ellos me trajeron al mundo. Hemos perdido la batalla de humanizar el mundo, hemos perdido la batalla de detener el infierno climático. ¿Queremos seguir trayendo al mundo desgraciados que nos maldecirán? ¿Por qué deberíamos hacerlo? ¿Para que alguien continúe la batalla que perdimos?

 

Noticias: La deserción como actitud de oposición me recordó el "Preferiría no hacerlo", frase de “Bartleby, el escribiente”, en el cuento de Herman Melville.

 

Berardi: Creo que un número cada vez mayor de personas, especialmente jóvenes, han decidido no participar más en esta locura que llamamos historia humana. Está claro que esta estúpida historia acabó mal. Después del fin del nazismo pensamos que nunca volvería algo parecido a un genocidio, pero aquí está Gaza. Cualquiera que haya sido obligado a venir al mundo, sin que nadie le pregunte si estuvo de acuerdo, bien puede decidir que ya no le importa esta historia. La expresión "última generación" también significa esto. Millones de “hikikomori” son la vanguardia de un movimiento global para abandonar la historia.

 

Noticias: En su libro indica que la mediasfera controla la psicosfera, lo que hace imposible la empatía por los demás. Así, la depresión y el consumo de analgésicos sintéticos son un síntoma de decadencia por la falta de futuro. ¿Cómo ayudaría la deserción a superar estos conflictos?

 

Berardi: La mediasfera modela las condiciones de formación de la psicosfera y modela las modalidades cognitivas mismas. Mi libro tiene un subtítulo: “Interpretación de la depresión”. Significa que la depresión no es sólo un fenómeno psicopatológico, sino también una forma de adaptarse a una realidad social cada vez más solitaria y competitiva. La competencia produce agresión, pero también frustración. ¿Por qué seguir compitiendo? Quizás la palabra “depresión” esconda algo que no es nada patológico. Quizás la depresión pueda convertirse en la salida. Hillman dice que la depresión es la condición mental más cercana a la verdad. Planteo la hipótesis de que lo que llamamos “depresión” es simplemente la renuncia a la raza, a la competencia, a la guerra de todos contra todos. El neoliberalismo nos ha engañado pensando que si trabajamos duro, si aceptamos ser explotados, si luchamos, al final ganaremos, nos haremos ricos. Milei ganó las elecciones con esta ilusión. Pero es una ilusión, un engaño: en la carrera económica casi nadie gana, todos pierden, y siguen corriendo y corriendo, siendo explotados, teniendo hijos que luego te obligan a aceptar chantajes, etc. La depresión puede ser una salida a este infierno.

 

Noticias: Hay amenazas del uso de armas nucleares, la democracia no ofrece soluciones válidas, el capitalismo y la "nueva derecha" apuestan por todo lo que queda. Su visión es escéptica: si desertamos, ¿qué futuro es posible?

Berardi: ¿Qué futuro? ¿Quién dijo que habrá futuro? Me parece que a estas alturas es mejor reconocer que el juego está amañado y es mejor abandonarlo. ¿Por qué no formular la hipótesis de que la historia de la civilización humana ha llegado a su fin? Quizás seguirá existiendo una humanidad sin civilización, una historia de agresión, de violencia, de guerra. Y seguirá existiendo una civilización que ya no es humana, formada por autómatas idiotas que llamamos “inteligencia artificial”. Civilización inhumana y humanidad incivilizada. Nada es mejor, ¿no crees?